Después de nueve años y más de 80.000 horas de trabajo, al submarino Ictineu 3 sólo le falta el último paso: lanzarse al agua. El sumergible, que ha costado dos millones y medio de euros, tiene cabida para un piloto más dos pasajeros, y dispone de una autonomía de 40 kilómetros que le permite bajar hasta 1.200 metros de profundidad.
El director de Ictineu Submarins, Pere Forés, ha explicado que la previsión es probar el submarino en una piscina a finales de este octubre y que en pocas semanas pueda hacer su primera inmersión en el mar Mediterráneo. El objetivo es que en los próximos meses el sumergible participe en investigaciones de biología, geología o arqueología para descubrir el fondo del mar,"puesto que sólo se ha explorado un 5% de la superficie total".
El Icitineu 3 "es un submarino tripulado único en España", según Forés, que ha destacado que aparte de la tarea científica el aparato puede ser útil para intervenciones especiales, como la búsqueda de la caja negra de un avión estrellado en el mar.
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