El físico victoriano John Snow (1813-1858) se obsesionó con descubrir el origen de un brote de cólera que contaminó el Soho londinense en 1854. Al final lo encontró en el agua. Parte de su trabajo consistió en elaborar mapas del barrio infectado, de las casas con enfermos y de las libres de cólera. Los mapas de Snow para averiguar cómo se propagó el cólera por el centro de Londres -otro tema es la trifulca política que tuvo con las autoridades del momento- son parte de la exposición Beautiful Science que se acaba de inaugurar en la Biblioteca Británica de Londres y podrá visitarse gratuitamente hasta el próximo 26 de mayo.
La traducción correcta atendiendo al orden del adjetivo y el sustantivo sería 'Ciencia bella o hermosa' aunque 'Belleza científica' suena mejor como título de una exposición en la que se intenta representar con gráficos, mapas o dibujos los enigmas que encierran los números, matemáticas, biología, química, ciencias medioambientales, trabajos de los científicos de la NASA o las indagaciones del padre de la Evolución,Charles Darwin.
Dibujar o representar visualmente el conocimiento científico fue un reto para los científicos citados y lo continúa siendo hoy para quienes intentan explicar y difundir modelos climatológicos o el genoma humano. La exposición cuenta con numerosos ejemplares de libros en los que la información científica se convierte en obra de arte, desde que arrancó Johannes Gutenberg con la primera imprenta hasta la actualidad.
El científico e ilustrador actual Martin Krzywinski, como le pasó a John Snow con el cólera en el siglo XIX, tiene la menta fijada en visualizar la información científica para aplicarla a la investigación del cáncer o al análisis del genoma humano.
Y del siglo XXI en el que vive Martin Krzywinski al XIX en el que William Farr (1807-1883) elaboró las primeras estadísticas médicas en las que los números se convertían en líneas oscilantes y gráficos abriendo la puerta a la epidemiología.
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